Se me corrió el rojo carmesí de los labios, empapados de un
poco de sangre por tu hambre.
Caníbales de amor.
Siempre nosotros. Egoístas. Crueles. Riéndonos de nuestro
desastre.
Siendo tu puta. Siendo mi muso.
A la vista de todos, parece que echamos a perder nuestra vida.
Y me pregunto cómo voy a perderme si cada vez que te miro encuentro el norte en tu mirada.